Sobre una nueva ubicación de la Facultad de Química

Desde hace varios años se realizan en la Facultad gestiones para la construcción de un nuevo edificio con el fin de mudar el servicio,  hacia finales de 2019 empezó a gestarse la decisión de dónde ubicar el nuevo edificio, si en Malvín Norte (junto al predio de Facultad de Ciencias) o en Zona América (junto a la nueva Facultad de Veterinaria).

La decisión de mudarse se tomó antes de que el FPE integrara el Consejo. Por lo tanto, al no tener una presencia organizada anterior y durante el período que se trató el tema de la mudanza en los órganos de cogobierno, nuestra agrupación no pudo expresar algunos puntos de vista en ese momento que entendemos que hoy están ausentes.

En estos días la discusión sobre la mudanza de Facultad de Química, que nos afecta directamente como estudiantes, tomó mayor estado público en nuestro servicio e incluso se promovió una encuesta en las aulas virtuales acerca de las dos posibles nuevas ubicaciones que hoy se manejan. Pero lamentablemente, la encuesta que hoy se presenta como un instrumento democratizador de la decisión de la mudanza, es algo aislado. Creemos que los estudiantes merecemos tener otra discusión, en la que podamos establecer qué es lo mejor para los estudiantes actuales y futuros, y no limitarnos a tener que optar entre estas dos opciones y que la elección sea por lo “menos malo”. También creemos que los estudiantes deberíamos tener una participación democrática más importante sobre el devenir de la FQ. ¿Cuándo nos preguntaron si estábamos de acuerdo con mudarnos? ¿Cuándo se nos puso al tanto de las razones, sin dudas atendibles, de la mudanza? ¿Cuándo se nos preguntó cuáles eran los criterios que entendíamos necesarios para elegir un nuevo lugar para la Facultad?

Frente a la definición que tomará el Consejo en los próximos días (para la ubicación del nuevo edificio que será dentro de varios años), creemos necesario expresar nuestra opinión sobre el tema, en base a ideas que hemos compartido en otros momentos y que somos bastante optimistas en creer que son compartidas por muchos otros estudiantes. 

Hoy se plantea que hay que decidir entre 2 ubicaciones que para los estudiantes son perjudiciales. 

El costo del transporte representa una dificultad importante para gran parte de los estudiantes. A pesar de algunas subvenciones, el costo del boleto es alto, el gasto mensual es muy significativo y las becas no alcanzan. El aumento de los ómnibus a tomar por día, o la incorporación de boletos interdepartamentales empeora la situación actual y adiciona costos para poder estudiar que no todos los estudiantes pueden afrontar. 

Por otro lado, gran parte de los jóvenes del interior al venirse a estudiar a Montevideo optan por vivir en zonas céntricas y cerca de sus lugares de estudio, de forma de reducir costos de transporte y otros. La poca disponibilidad de servicios y residencias en las cercanías de las ubicaciones propuestas agrega dificultades y costos de vida a los estudiantes del interior cuyas realidades en general son las más sufridas.

También esto complica a los estudiantes que trabajan, que ya hoy enfrenta dificultades debido a la menor disponibilidad horaria que tienen y a la escasez de horarios nocturnos. Agregar largos trayectos y tiempo de transporte para luego de la jornada laboral asistir a clase restringe a muchos estudiantes que realizan un gran esfuerzo por no tener otra alternativa que trabajar incluso desde años tempranos de la carrera. 

Frente a estos planteos sobre las dificultades de acceso a las ubicaciones propuestas, hay quienes argumentan que “cualquier zona es para algunos más cerca y para otros más lejos, y por lo tanto lo que no les conviene a algunos, les conviene a otros”. Pero esta tesis es falsa y además plantea el problema como una cuestión puntual e individual de cada estudiante y no tiene un criterio de lo que puede ser más alcanzable para la mayoría. Actualmente nuestra facultad se encuentra en un punto neurálgico de transporte y céntrico en Montevideo, donde la amplia mayoría de los estudiantes viven y/o trabajan, y sino igual es posible acceder mediante el transporte público en un tiempo razonable desde cualquier barrio o incluso departamento próximo. 

Esto definitivamente no se puede afirmar de ninguna de las ubicaciones sobre la mesa; para muchos estudiantes acceder a la Ruta 8 significa tiempos de transporte de más de 2hs dentro de Montevideo y/o múltiples combinaciones de líneas. La ubicación en Malvín Norte tampoco cuenta con muchas líneas que permitan trayectos directos, incrementando el tiempo y costo de ómnibus. A esto se le suma lo que mencionamos anteriormente sobre las posibilidades de vivir cerca.

Otro aspecto que es obligatorio tener en cuenta es la realidad de las carreras compartidas. La mayoría de los semestres los estudiantes de Ingeniería en Alimentos e Ingeniería Química cursan asignaturas en FQ y FING simultáneamente, y luego se agregan otros servicios, por lo que los traslados diarios se multiplican y el tiempo se vuelve más condicionante.

En síntesis

La construcción de un nuevo edificio que mejore las instalaciones y brinde nuevas oportunidades para la Facultad es algo a atender. Mejoras edilicias y funcionales de la facultad pueden mejorar la calidad de las clases, el aprovechamiento de los laboratorios, incluso podría pensarse en que mejoraría la organización curricular si se dispusiera de más salones de gran capacidad. Tal vez podrían aumentar los espacios de estudio y comunes, y mejorar las condiciones en las que los docentes realizan investigación, entre otras. 

Sin embargo, estos aspectos pasan a un segundo plano si el costo de alcanzar éstas y otras mejoras es condicionar que los estudiantes podamos acceder a estudiar en la Facultad. Es en este plano que entendemos debe tener lugar la discusión sobre la futura ubicación de la FQ. 

Como ya hemos planteado en otras oportunidades, como estudiantes nos parece imprescindible exigir que la prioridad siempre sea garantizar a todos los estudiantes que quieran estudiar una carrera de la Química, el acceso real a la misma. Y este acceso tiene que ver con las condiciones materiales de los estudiantes para poder asistir a clase, seguir los cursos, disponer de los materiales y el tiempo para estudiar, y qué respuesta da la Facultad para que el derecho a estudiar se cumpla independientemente de las condiciones socioeconómicas de las personas.